sábado, 25 de julio de 2009

El Papa subraya en Aosta que una sociedad sin Dios es incapaz de encontrar el camino para afrontar la crisis económica, ni las injusticias actuales



Una sociedad sin Dios es una sociedad ''sin brújula'', incapaz de encontrar la orientación para afrontar la crisis económica del presente, pero también los dramas, los sufrimientos, las injusticias que sufre el mundo: lo dijo Benedicto XVI, en su homilía de las Vísperas celebradas ayer en la Catedral de Aosta con el clero y los fieles de la Diócesis.

“Si Dios falta, si se prescinde de Dios, si Dios está ausente, falta el brújula para mostrar el conjunto de todas las relaciones, para encontrar el camino, la orientación hacia donde ir”. Es por ello, subrayó el Papa- que debemos llevar nuevamente al mundo la realidad de Dios, darlo a conocer, pues a pesar de que todos saben que hay un solo Dios, muchas veces lo sienten lejano, incluso ausente de nuestra cotidianidad. En esto consiste la evangelización, en acercar a ese Dios que se siente lejano, mostrar su rostro y su verdadero poder en el mundo, su omnipotencia, frente a los poderes más cercanos.



“Debemos aprender que la omnipotencia de Dios no es un poder arbitrario, por que Dios es el bien, es la Verdad, y por lo tanto no puede actuar contra el bien, no puede actuar contra la verdad, no puede actuar contra el amor y contra la libertad porque Él mismo es el bien, es el amor, es la verdadera libertad”.



Benedicto XVI explicó que en el mundo de hoy cuando se habla de poder se piensa al poder económico y militar. Para ilustrar esta idea el Pontífice puso como ejemplo la pregunta de Stalin, ¿cuantos ejércitos tiene el Papa?, caracteriza aun hoy la idea media de poder, es decir, tiene poder quien puede ser peligroso, amenazar y destruir. Pero el verdadero poder- precisó el Papa "es la misericordia y el perdón".



Con la encarnación -afirmó el Santo Padre- se muestra el verdadero poder divino, que se hace cercano a los sufrimientos del hombre. “Debo entrar a este mundo para oponer al océano del mal un océano mas grande, el océano del bien y del amor”.



En el marco del Año Sacerdotal, en el intenso momento de oración con el clero de esta diócesis italiana, el Papa hizo hincapié en que «san Pablo describe el apostolado como sacerdocio», destacando que «la función del sacerdocio es la de consagrar el mundo, para que el mundo sea Hostia viva, para que el mundo sea liturgia. Y que la Liturgia no sea algo marginal en la realidad del mundo». Es la «liturgia cósmica», gran visión también de Teilhard de Chardin, dijo el Santo Padre dirigiéndose, en especial, a los sacerdotes, con estas palabras: «Roguemos al Señor para que nos ayude a ser sacerdotes en este sentido, ayudando en la transformación del mundo, en adoración de Dios empezando por nosotros mismos ¡Que nuestra vida hable de Dios; que nuestra vida sea realmente liturgia, anuncio de Dios, puerta en la que el Dios lejano se vuelve cercano, y que sea verdadero don de nosotros mismos a Dios!».



Renovando su invitación a rezar a Dios para que el mundo experimente siempre la plenitud de su amor, el Papa se refirió a las diversas formas de hambre que sufre la humanidad, recordando las palabras del obispo de Aosta, sobre los problemas de tantas familias también esta región:



«Abre tu mano, que sacie a todo ser vivo. ¡Cuánta hambre hay en la tierra! Hambre de pan en tantas partes del mundo – su excelencia ha hablado también de los sufrimientos de las familias aquí – hambre de justicia, hambre de amor. Y con esta oración, roguemos a Dios: ¡Abre tu mano y sacia realmente el hambre de todo ser viviente. Que sacie nuestra hambre de la verdad y de tu amor! Así sea Amén».



Al terminar la celebración, desde un palco colocado en el atrio de la Catedral, Benedicto XVI saludó y bendijo, a los centenares de fieles presentes, en la plaza que lleva del nombre del Papa Juan XXIII.



El Papa les deseó 'buenas vacaciones' y, mirando su muñeca enyesada agregó sonriendo: “os deseo buenas vacaciones sin accidentes”.

Radiovaticana.org